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El viernes se cumple el septuagésimo segundo aniversario del Alzamiento Nacional del 18 de Julio, una fecha clave para entender la reciente historia de España. En esa fecha el pueblo español, hastiado ya de la anarquía reinante, de los desmanes cometidos por grupos de incontrolados a sueldo del Gobierno de la República, de los asesinatos y persecuciones religiosas, de haber perdido todas las libertades, se levantan en armas contra el opresor y asesino Frente Popular, en su empeño son ayudados por una parte del Ejército que sigue fiel a la defensa de su patria y que no quiere pactar con los que tratan de destruirla, los partidos políticos defensores de la tradición española se unen igualmente a esta explosión de necesidad de libertad, la defensa de la patria y de la religión católica (mayoritaria en España), así como el restablecimiento de la Justicia conforman los pilares fundamentales en los que se asienta la necesidad de derrocar el ilegítimo Gobierno de la Segunda República, que se había convertido en un títere de Moscú.
Con fe resuelta, estudiantes, trabajadores, soldados, hombres de la España Imperial dejan todo, abandonan sus hogares, sus familias y sus trabajos, para dar su vida en aras de un grandioso ideal, no les importaba perder la vida a cambio de ganar la libertad.
El joven General Francisco Franco, héroe de la Guerra de África, es nombrado en Burgos, el 1 de octubre, Generalísimo de los Ejércitos, y Caudillo de España, es la mano firme que dirigirá la cruzada hasta su finalización y victoria, es el padre bueno que restablecerá la libertad en España y que durará 40 años hasta su muerte.
Gracias a los hombres y mujeres que hicieron posible la Victoria, gracias al Generalísimo, gracias a Dios que protegió sus ejércitos en la Cruzada de Liberación, gracias a ellos hoy quedan vestigios de la auténtica España, que algunos se afanan en intentar destruir desde derecha e izquierda.
El 18 de julio fue el comienzo de la libertad cercenada por la República.
Viva el 18 de julio.
Percy.
